Taller de escritura especulativa: tecnologías feministas
Taller de escritura especulativa: Tecnologías feministas
Realizamos este mes de abril en la quinta edición de las jornadas de autosuficiencia #HackTheEarth, en Calafou, el taller de escritura especulativa sobre tecnologías feministas. En esta entrada os explicaremos cómo funcionó y dejaremos una pequeña parte de los resultados. Muchas gracias a todas las participantes que nos habéis acompañado en este experimento.
Este taller tuvo por objetivo desarrollar imaginarios en torno a las tecnologías feministas. A través de preguntas como ¿son posibles? ¿cómo serían? ¿qué funciones tendrían estas máquinas? fuimos desarrollando colectivamente posibles respuestas, en un espacio distendido donde la creatividad abrazó la imaginación política, desarrollamos distintas visiones en torno al tema.
Paraules clau: feminismo, tecnología, escritura, metodologías participativas, imaginación política, hacking mental
Format: Taller participativo, lúdico y experimental
Material: No es necesario traer material. Como materiales aportados por la organización, se requiere papel, bolis y rotuladores, post-its (u otros papeles para pegar), mesas y sillas
A qui va dirigit?: A cualquiera con ganas de repensar las tecnologías, cualquiera que guste de la escritura y de la especulación, a cualquiera en general.
Documentació:
Nos encontramos en la antigua cocina de Calafou, unas 25 personas. Antes de comenzar nos presentamos cada una mencionando nuestro nombre y nuestra máquina favorita. Licuadora, tostadora, libro, máquina tatuadora, altavoces, reproductor de sonido, motosierra…
Realizamos un ejercicio de construcción de fotos en movimiento con nuestros cuerpos. Vamos mencionando máquinas y la idea es realizar su sonido y un movimiento repetitivo, como un loop. Las imágenes resultan muy graciosas y las interpretaciones de las máquinas bastante disímiles. Este ejercicio rompe el hielo y nos permite movernos un poco después de comer (4pm… ¡horario difícil!)
La metodología que utilizamos consistía en desglosar distintas características de una posible máquina o tecnología por pliegos de papel. En cada una de ellas las participantes eran invitadas a agregar al menos una característica en cada papel. Adjetivos, materiales, funciones y usabilidad. Logramos de esta forma una serie de características disímiles y clasificadas.
Cada participante fue invitada a combinar 4 características con el fin de “producir” una hipotética máquina, y entregárselo a una compañera. Tras esto, las participantes dibujaban en una hoja de papel una máquina imaginaria que respondiera de alguna forma a esas 4 condiciones posibles que le habían sido dadas.
De este ejercicio salieron dibujos/máquinas/tecnologías increíbles, imaginativas, locas, políticas, útiles…
Entre todas elegimos 6 dibujos y en dos grupos (porque éramos bastantes), comenzamos a escribir con la técnica del “cadáver exquisito” una historia para cada uno.
Una de ellas es la de la bola de terciopelo rosa, dibujada a partir de las características: terciopelo, arrasar, ensordecedora-ruidosa, deslizarse
La grande bola de terciopelo responde a las necesidades de un barrio o una comunidad: es rosa y muy amable pero no tiene piedad. Las personas piensan que la pelota no reconoce a las malas y que se van a salvar, pero ella sabe muy bien. Ella la inventó. La bola rueda con rrrrruido. Ella lo inventó. Ella la inventó ella la inventó. Le recordaba a su gata, capaz de destrozar a quien no le generaba su ruidoso ronroneo, deslizarse del modo más suave y ligero sobre quienes le provocaban sus vibraciones sonoras. De este modo, cada micropartícula contribuía a una microfísica que contribuía a una superficie levemente curva, si bien siempre lo suficientemente disponible desde su base como para facilitar, entre todas, el desliz. Haciendo ruido, arrasamos la ciudad siendo tiernas, suaves, cuquis como el terciopelo. Os dejamos sordas de lo monas que podemos llegar a ser, a movernos al tiempo que socializamos, otra vez juntas, apelotonadas, como en el cole, en la distancia corta: esa es la distancia que cuenta.
Antes de que la bola te alcance como presa,
sopla fuerte y se centra,
y nunca des la vuelta sin agradecer a la bola de terciopelo, sin dejarle un poco de espaguettis, de hilos de colores, para comer. Este de hecho fue un problema, lo de su hambre incontenible. Come siempre, pero porque al ser de terciopelo tiene un metabolismo diferente, acaso inapropiado, ojalá inapropiable.
Resumiendo: si meta significa intra-activo, autopoético, referencial en escala propia mutualizable; y el bolismo apela a lo esférico de ese proceso, entonces, todas creemos en la bola. La bola rosa de terciopelo que lo arrasa todo. Ya nada volverá a ser igual. Ni falta que nos hace.